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Adán y Eva enfrentaron muchos desafíos en su viaje por el Jardín del Edén. Fueron tentados por la serpiente y finalmente sucumbieron a sus artimañas. Como resultado, fueron expulsados del jardín y obligados a vivir una vida de penurias y trabajo. Pero incluso en sus momentos más oscuros, Adán y Eva nunca perdieron la esperanza. Creyeron que Dios los perdonaría y continuaron confiando en Su amor. Y finalmente su fe fue recompensada. Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, para redimirlos de sus pecados. A través de Jesucristo, también podemos encontrar el perdón de nuestros pecados y la esperanza de la vida eterna. Cuando nos enfrentamos a desafíos, podemos acudir a Jesús en busca de fortaleza y guía. Él nos ayudará a superar nuestras dificultades y a vivir una vida que le agrade.
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