Jugar
Los vecinos se habían reunido en nuestra casa para jugar un partido de carreras de coches bajo techo. Los niños corrían por la sala, los adultos los animaban y el ruido era ensordecedor. Intenté relajarme en mi habitación, pero todavía podía oír el sonido de los coches dando vueltas. Cerré los ojos y traté de imaginarme en una playa, pero lo único en lo que podía pensar era en la carrera. Después de un rato, el ruido finalmente se calmó y pude quedarme dormido. Pero a la mañana siguiente me desperté nuevamente con el sonido de los autos. Los vecinos seguían jugando y hacían más ruido que la noche anterior. No pude soportarlo más. Bajé las escaleras y les dije que tenían que parar. Los vecinos quedaron sorprendidos y un poco molestos, pero aceptaron dejar de jugar. Subí las escaleras y finalmente encontré algo de paz y tranquilidad. Aprendí una valiosa lección ese día. A veces, incluso los mejores vecinos pueden resultar una molestia. Es importante establecer límites y defenderse cuando sea necesario.
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