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El ritmo de aprendizaje depende del nivel de dificultad. Por ejemplo, un niño que aprende a leer progresará más rápidamente que un adulto que aprende a leer. Esto se debe a que el niño tiene menos conocimientos previos que desaprender y el material se presenta de una forma más estructurada. Además, los niños suelen estar más motivados para aprender que los adultos, lo que también puede contribuir a un ritmo de aprendizaje más rápido. Otra forma de pensar en esto es en términos de la curva de aprendizaje. La curva de aprendizaje es una representación gráfica de la relación entre la cantidad de tiempo dedicado a aprender y el nivel de competencia alcanzado. Para la mayoría de las habilidades, la curva de aprendizaje es inicialmente pronunciada, a medida que el alumno adquiere los conocimientos y habilidades básicos necesarios para realizar la tarea. Sin embargo, a medida que el alumno se vuelve más competente, la curva de aprendizaje se aplana, ya que lleva menos tiempo lograr ganancias adicionales en el dominio. La velocidad del aprendizaje también puede verse afectada por otros factores, como el estilo de aprendizaje individual del alumno, la disponibilidad de recursos y la cantidad de tiempo dedicado al aprendizaje.
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