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El pequeño héroe se perdió en las oscuras calles de la ciudad nocturna. Había estado siguiendo un rastro de migas de pan, pero le habían llevado a un callejón sin salida. Estaba empezando a asustarse. No sabía qué hacer. De repente, escuchó un ruido. Se dio vuelta y vio un monstruo grande y aterrador. El monstruo estaba a punto de atacarlo cuando el héroe recordó algo que le había dicho su padre. "Si alguna vez te pierdes en la oscuridad", le había dicho su padre, "simplemente sigue la luz". El héroe miró hacia arriba y vio una luz a lo lejos. Corrió hacia allí y pronto se encontró en un pequeño parque. En medio del parque había una fuente y al lado de la fuente había un banco. El héroe se sentó en el banco y respiró hondo. Estaba a salvo ahora. El héroe miró al cielo y vio las estrellas. Él sonrió. Sabía que siempre podría encontrar el camino a casa mientras siguiera la luz.
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