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El pequeño cachorro era una bola de pelusa, con grandes ojos marrones y una cola esponjosa. Era tan adorable que era difícil resistirse a darle un abrazo. Movió la cola con entusiasmo cuando vio a su dueño y saltó de emoción. Su dueño se rió y lo levantó, abrazándolo cerca. El perro lamió la cara de su dueño, y éste lo acarició afectuosamente. Ambos estaban muy felices de estar juntos.
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