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Los niños hambrientos se reunieron alrededor de la mesa, esperando ansiosamente su comida. La cocinera sirvió un plato grande de sopa y los niños rápidamente tomaron sus cucharas y comenzaron a comer. Mientras los niños comían, hablaban y reían, disfrutando de la compañía de los demás. La cocinera sonrió mientras observaba comer a los niños. Sabía que estaban recibiendo la nutrición que necesitaban para crecer y estar sanos. También se alegró de que pudieran disfrutar de una comida juntos, ya que para ellos era importante tener un sentido de comunidad. La cocinera estaba orgullosa del trabajo que estaba haciendo. Sabía que estaba marcando una diferencia en las vidas de estos niños. Ella los estaba ayudando a crecer y aprender, y les estaba brindando un ambiente seguro y amoroso.
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