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De la espuma de las olas, De las profundidades del mar, Nació una sirena, Con cabellos tan verdes como el océano, Y ojos tan azules como el cielo. Ella era una princesa de las sirenas y gobernaba su reino con bondad y compasión. Amaba a todos sus súbditos y ellos a ella también la amaban. Un día, un príncipe humano llegó a la orilla del mar. Quedó cautivado por la belleza de la sirena y se enamoró de ella. La sirena también se sintió atraída por el príncipe, pero sabía que nunca podrían estar juntos. Los humanos y las sirenas eran de mundos diferentes y nunca podrían vivir en el mismo lugar. La sirena estaba desconsolada, pero sabía que tenía que dejar ir al príncipe. Se alejó nadando de la orilla y nunca miró hacia atrás. La sirena regresó a su reino y continuó gobernando a su pueblo con bondad y compasión. Nunca olvidó al príncipe humano, pero sabía que nunca volvería a verlo. La historia de la sirena es un recordatorio de que el amor puede existir entre dos personas de mundos diferentes. También es un recordatorio de que a veces el amor no es suficiente para superar los obstáculos que se interponen en nuestro camino.
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