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El muñeco de nieve estaba en medio del jardín, su nariz de zanahoria y sus ojos color carbón brillaban en su cara blanca. Era un tipo raro, con su sombrero y su bufanda torcidos, pero también resultaba bienvenido en aquel frío día de invierno. Los niños se reunieron alrededor del muñeco de nieve, ansiosos por disfrazarlo. Encontraron un gorro rojo y una bufanda en el cobertizo y se los pusieron en la cabeza y el cuello del muñeco de nieve. Luego encontraron un par de botas viejas y se las calzaron. El muñeco de nieve parecía aún más ridículo ahora, pero los niños se rieron y aplaudieron. Se habían divertido mucho disfrazando al muñeco de nieve y estaban orgullosos de su trabajo. El muñeco de nieve estuvo muchos días en el patio, un recordatorio de la alegría de las vacaciones de invierno. Eventualmente se desvaneció, pero los recuerdos que los niños tenían de él durarían toda la vida.
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